EL LAVATORIO. JACOPO ROBUSTI TINTORETTO (1518-1594). ÓLEO SOBRE LIENZO. 1548-1549. MUSEO NACIONAL DEL PRADO. SALA 026

El Lavatorio. Jacopo Robusti Tintoretto (1518-1594). Óleo sobre lienzo. 1548-1549. Museo Nacional del Prado. Sala 026.

La pintura veneciana siglo XVI es una de las grandes desconocidas, mientras que Roma estaba en su momento de esplendor renacentista, donde los mejores artistas estaban trabajando para los papas, Venecia forjaba una pintura diferente que no fue del agrado de algunos mecenas.

Venecia por su ubicación, fue y sigue siendo una ciudad especial. Es una ciudad complicada para el mundo del arte, debido a la humedad,  hace que la conservación del patrimonio sea más difícil. En el caso de la pintura, Italia siempre ha tenido una estrella dentro de las técnicas artísticas: EL FRESCO, una técnica que nunca han dejado de utilizar pero que tiene un gran enemigo: LA HUMEDAD. El soporte de la MADERA, soporte que siguió utilizándose en los comienzos del Renacimiento, pero con el mismo problema de conservación, de tal manera que el soporte de la tela o LIENZO, será el más demandado a partir del siglo XVI. Venecia será una de las primeras ciudades italianas en utilizar este nuevo soporte que ya se estaba usando en Flandes en el siglo XV. El lienzo es a partir del siglo XVI el soporte más utilizado, sustituyendo a la madera y al fresco en muchos países de Europa. 

Ya hemos hablado de la influencia de italianos y flamencos para el surgimiento de sus correspondientes estilos. Hablamos del óleo como nueva técnica inventada en Flandes por los hermanos Van Eyck y que saltará a Italia, concretamente a Venecia, ciudad cuna de comerciantes de arte. 

Todo esto hace surgir un tipo de pintura diferente a lo que se está realizando en el resto de Italia. Mientras que el Renacimiento romano nos marca la técnica al fresco, aunque ha llegado el óleo en la  generación del Cinquecento, el predominio del dibujo sobre el color es la base de la pintura romana. En Venecia le da al color su identidad, su característica principal, abandonando el dibujo preparatorio y utilizando colores fuertes con gamas que van desde el mostaza, verde, carmesí o azules. Al no predominar el dibujo, la pincelada cobra protagonismo, surgiendo pinceladas sueltas, rápidas... que influirán en grandes artistas como El Greco, Velázquez y Goya. 

Cuando se habla de pintura en la Venecia del siglo XVI,  hay que hablar de un protagonista: TIZIANO (1490-1576). Él es el gran maestro, es el pilar de la pintura veneciana. Me detendré en Tiziano más adelante, hay mucho que explicar sobre el artista, teniendo en cuenta que es uno de los pintores mejor representados en el Museo del Prado, debido al mecenazgo que ejercieron Los Austrias: Carlos I y Felipe II.

El Lavatorio fue pintado por Tintoretto para la Scuola del Santísimo Sacramento de la iglesia de San Marcuola en Venecia. Esta pintura era compañera de LA ÚLTIMA CENA, que todavía se puede ver in situ en su lugar original. Estas "escuelas" estaban destinadas a fomentar el culto a la Eucaristía. El guardián ofrecía agua bendita, imitando el gesto de Jesús al lavar los pies a los apóstoles.

De San Morcuola pasó a manos de la colección de Carlos I de Inglaterra. Después de su ejecución en el año 1649, se vendió su almoneda con grandes colecciones de pintura, adquiriéndolo Hougthon por 300 libras, y este se la vendió por 325 a Alonso de Cárdenas y este a Felipe IV.



El Lavatorio de Tintoretto, no llegó a la corte española hasta el año 1654, en el reinado de Felipe IV (1621-1665). El rey Felipe IV era un enamorado de la pintura, durante su reinado coleccionó obras de arte de una calidad maravillosa, cabe recordar que tenía al mejor pintor: Velázquez. Menudo era Don Diego, se quería mucho así mismo pero sabía lo que era la buena pintura. Y es Velázquez quien se encargó de buscarle un lugar para que se apreciara la novedad compositiva: LA PERSPECTIVA DIAGONAL. Ese lugar fue la SACRISTÍA del Monasterio del Escorial, en el centro de la misma, para poder apreciar el cuadro desde un lateral. Velázquez es mucho Velázquez. 

El Lavatorio es un ejemplo de como Tintoretto prefiere ir a la fuente "popular" que a las escrituras para la realización de la composición. La escena principal: Cristo lavando los pies a dos apóstoles, está en la esquina izquierda, dando paso a una "reunión de apóstoles" en plan "reunión de colegas que están esperando su turno".

La composición está marcada por PUNTO DE FUGA DIAGONAL, que traza la perspectiva en un lateral y no en el centro, partiendo de esta composición para ubicar a los personajes. Si los contemplamos de frente,  da la sensación que están colocados aleatoriamente, además de apreciar unas situaciones casi "humoríticas", sobre todo en los dos apóstoles que se están ayudando para quitarse las calzas. Pero... todo cambia cuando lo ves desde uno de los laterales.

Punto de fuga central

Punto de fuga lateral

Apóstol 1: -¿Te quito las calzas? 
Apóstol 2: -Espera, que me agarro donde pueda... ¡Ese banco me sirve!. ¡Tira, tira fuerte!

En la escuela estaba ubicado para poder verlo desde el ángulo derecho, de tal manera que los personajes quedan elegantemente ubicados en la composición. Desde Cristo, pasando por la mesa, nuestra mirada llega hasta el arco del canal veneciano. Pero, siempre jerárquicamente, la figura de Cristo, aunque no centrada pero si la más grande dentro de la composición, lavando los pies a S.Pedro, acompañado por San Juan (es curioso el simbolismo de la ULTIMA CENA, que aparece encima de la cabeza de Cristo, al fondo de la escena, dando a entender lo que ocurrirá después).




La Última Cena se aprecia al fondo del composición

Al mirar el cuadro desde ese lateral derecho, se eliminan los puntos muertos. Si nos moviéramos del lado derecho al izquierdo, sin dejar de mirar el cuadro, nos daríamos cuenta como rota la mesa y el suelo octogonal, dando la sensación que los personajes están más cercanos o lejanos a nuestros ojos.

Perspectiva: sensación de dimensiones dentro de la composición. La sensación es que podemos caminar dentro del propio cuadro

Cuando voy con los grupos a visitar este cuadro, hacemos este maravilloso juego de movernos de un lado a otro del cuadro. Las visitas nos miran un poco incrédulas pero al final veo como repiten nuestro "ritual", dejándose maravillar por una de las grandes innovaciones del arte: LA PERSPECTIVA.

El Lavatorio desde el lateral derecho

Este cuadro representa la nueva perspectiva espacial que penetra en Venecia con SEBASTIANO SERLIO y su obra "El Segundo Libro de la perspectiva" (1545) con un fondo arquitectónico y el despiece octogonal del pavimento.


Primero y segundo libro de la perspectiva (Sebastiano Serlio)

Tintoretto nunca fue del gusto de Felipe II, de ahí su presencia "limitada" en el museo. No fue un gran amante de la pintura veneciana (a excepción de Tiziano). Un claro ejemplo de este NO ME GUSTA LA PINTURA VENECIANA, fue EL GRECO.

¿No os recuerda los colores y la pincelada del artista cretense a la pintura veneciana?

Un abrazo


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