EL DESCENDIMIENTO. ROGER VAN DER WEYDEN (1399-1464). ÓLEO SOBRE TABLA. 1443

El Descendimiento. Roger Van Der Weyden (1399-1464).. Óleo sobre lienzo. 1443. Museo Nacional Del Prado. Sala 058. 
Los primitivos flamencos son una de las generaciones más importantes de la Historia de la Pintura. Como comenté en la reseña anterior, este grupo de pintores fueron unos revolucionarios de la técnica, color, humanismo y sobre todo detallismo.
En el siglo XV, Flandes estaba en su máximo esplendor artístico, los intercambios de obras de arte con Italia traían las ideas Quatroccentistas del país transalpino. Pero hay una novedad que no surge en Italia. Los hermanos Van Eyck, introducen una técnica nueva, arrolladora, fundamental para la Historia del Arte: El óleo. Esta nueva técnica, cambiaba el aglutinante dentro de los componentes que se añadían a los pigmentos. El resultado es sustituir la clara de huevo o la leche... por el aceite, normalmente de resina. Esto hace que la "pasta" para que entendamos quede muchísimo más gruesa, brillante debido al aceite y nos permita realizar detalles que con el temple era completamente imposible. Esta técnica permitía pintar y pintar capas, creando casi una sensación de relieve pictórico. 
A esta generación pertenecen: Hermanos Jan y Humberto Van Eyck, Robert Campin, Hugo van der Goes, Petrus Chirstus, Dieric Bouts... Yo no metería, y esto es mi parecer ni a El Bosco ni a Pieter Bruhegel El Viejo, ya que se les considera un tipo de pintura de tipo moralizarte, además de rayar cronológicamente el Siglo XVI.
El Descendimiento es un cuadro encargado por el GREMIO DE BALLESTEROS de LOVAINA, este gremio, fundó una capilla: Nuestra Señora de Extramuros, capilla hoy en día desaparecida. Las ballestas es parte de la propia composición pictórica, tanto Cristo y la Virgen, tienen forma de ballesta y estas vuelven a aparecer en las esquinas superiores del cuadro, justo donde se encuentra la decoración de tracería flamígeras. Os incorporo detalles en las fotografías.
Esta pintura es muy novedosa, primero por la maravillosa composición de sus personajes: simetría en Cristo y la Virgen, en los personajes de cada una de las esquinas: Santa María Magdalena y San Juan Evangelista, que además cierran la composición con una especie de paréntesis que dibujan sus propios cuerpos. Lo segundo, el detallismo: en los rostros, vegetación, joyas, en los tejidos que forman los trajes: desde terciopelos, sedas, pieles, rasos... hay que decir que menos la Virgen, Cristo o San Juan Evangelista, el resto representa la moda de la alta sociedad flamenca, cabe recordar que Flandes es una de las principales industrias textiles de la época. Y por último, la explosión de colores que tienen un significado completamente simbólico, muy característico de esta generación: azul extraído del lapislázuli para el vestido de la Virgen (pigmento de los más caros) representando la virginidad y pureza, rojo para la túnica de San Juan Evangelista, significado de la pasión además de un color muy recurrente y utilizado por esta generación, el rojo de las mangas de María Magdalena, representación además del pecado (a esta mujer no se le perdona en la iconografía su antigua profesión de mujer de" vida alegre").
Lo más importante es la humanidad de los personajes: sufren, lloran, sienten la muerte de Cristo. Si os fijáis bien en las imágenes, la Virgen tiene una cara más cadavérica que su propio hijo, algunos intentan reprimir las lágrimas, otros lloran desconsoladamente. Todo este humanismo esta encerrado en un retablo pictórico que llega a ser un conjunto escultórico. ME TIENE ENAMORADA.
Tenemos que dar las gracias a María de Hungría, hermana de Carlo I/V primero esta obra y algunas más de esta generación, y segundo por hacerle este regalo a Felipe II, que tuvo la oportunidad de contemplar primero en El Pardo y posteriormente en El Escorial. ¡Te queremos MARÍA DE HUNGRÍA!. 
Es sin duda, una de mis pinturas favoritas. En cuanto abran el Museo del Prado, aquí una menda, se va de cabeza. 
Un abrazo





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